En una furgoneta blanca de la agencia penitenciaria peruana, Keiko Fujimori, quien fue la mujer más poderosa en los últimos cuatro años, volvió a la misma prisión de la que salió hace dos meses.
Las cámaras de la televisión no pudieron captar su rostro, pero algunas decenas de seguidoras vestidas con camisetas de color anaranjado que tenían retratos de ella y de su también encarcelado padre, el expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), gritaban: “¡Keiko valiente, aquí está tu gente!”.
En la víspera y tras una lectura de ocho horas, el juez Víctor Zúñiga ordenó 15 meses de prisión preventiva para ella mientras es investigada por lavado de activos de la constructora brasileña Odebrecht.
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